Los medios de comunicación, en la actualidad, se caracterizan por amarillar las noticias, es decir, darles un matiz extremo y resaltando la desgracia en si de los afectados.
Un dicho muy cierto y que rara vez se aplica, pero no por temor, en algunas ocasiones, sino por evitar causar un problema mayor o -en el mejor de los casos- poner en ridículo al agresor.