Sucedió
en Singapur:
Un
militar, con mano de hierro, asumió el comando del país.
En
seis meses, de cerca de 500 mil presos quedaron, solamente 50.
Todos
los otros (criminales confesos) fueron fusilados.
Todos
los hombres públicos (políticos, policías, jueces, magistrados, etc.) corruptos
fueron fu-si-la-dos. (Existían miles de pruebas contra ellos).