En México el monopolio mediático ha rebasado al Estado actuando como un poder fáctico y asumiendo un papel preponderante en la toma de decisiones estatales mediante la manipulación de la opinión pública, particularmente a través de la televisión.
Es urgente una regulación plural y ciudadana de la radio y la televisión como uno de los grandes temas de gobernabilidad hacia la consolidación a la democracia.