sábado, 7 de enero de 2012

Mary Kay: una historia de éxito





A Mary Kay nunca le gustó que la llamaran "feminista", pero toda su vida estuvo comprometida en ayudar a las mujeres a superarse, tanto personal como profesionalmente.


Nacida en Texas en 1918, su infancia estuvo marcada por la soledad. Su padre estaba muy enfermo y su madre debía trabajar para mantener el hogar, con lo cual la pequeña debía arreglárselas sola gran parte del día. Esta experiencia forjó en ella una imagen de mujer muy clara: independiente, emprendedora, pero que también necesitaba marcar su presencia en el hogar.

Desde mediados de los años 30 hasta los 60, trabajó en compañías de venta directa donde alcanzó un considerable éxito como vendedora y entrenadora de vendedoras. Sin embargo, durante esos años acumuló mucha frustración porque nunca era considerada para los ascensos, ni los reconocimientos.

Siempre era relegada por sus pares masculinos. Todo ese tiempo de trabajo le probó que era difícil para una mujer progresar en el mundo de las grandes corporaciones, dominado por los hombres. Fue así como en 1963 decide retirarse de su trabajo.

En un principio, la idea era escribir un libro sobre el rol de la mujer en el mundo del trabajo y cómo debería cambiar. Ella soñaba con empresas que dieran posibilidades de crecimiento a las mujeres, a la vez que les permitieran llevar adelante su vida familiar y social.


"Muchas mujeres han cometido el error de cambiar sus creencias para adaptarse a su trabajo, cuando debe ser lo contrario."
Pero esa idea de libre empresa ideal no tardó en convertirse en una compañía real. El borrador del libro pasó a ser el plan de negocios de su propia empresa de cosméticos. Con sus ahorros, compró las fórmulas de los mejores productos que pudo encontrar en el mercado, elaboró un plan de ventas, alquiló un local en Dallas y lanzó su emprendimiento.

Al principio, la empresa estaba formada por apenas once empleadas, todas ellas amigas de la fundadora: "consultoras de belleza" según el título que con el que las designó Mary Kay. El sistema de ventas consistía en celebrar reuniones en los hogares y en buscar la clientela puerta por puerta.

El principal objetivo de la empresa era dar a las mujeres la oportunidad de triunfar en lo personal y en lo profesional, una oportunidad que en los 60 no existía en casi ninguna compañía. Quería establecer metas que hagan sentir bien a las mujeres respecto a ellas mismas. Entre los principios y valores del negocio estaba la Regla de Oro: "Tratar a los demás como deseas que te traten a ti" y una filosofía de equilibrio de las prioridades de la vida, que daba lugar a la familia y a la carrera profesional.

"Haz que la gente que trabaja para ti se sienta importante.
Si la respetas y la sirves, te respetará y te servirá."
Al cabo de un año, la empresa había generado ganancias cercanas a los 200.000 dólares, principalmente de las sesiones de venta realizadas en casas particulares, o "clases de cuidado de la piel" como le gustaba llamarlas a Mary Kay. Las vendedoras organizaban libremente su tiempo de trabajo, generando ingresos de sus ventas directas, así como de la recomendación de nuevas vendedoras para el equipo.

En 1967, Cosméticos Mary Kay se convirtió en la primera compañía dirigida por una mujer en cotizar en bolsa. Durante los 14 años que tuvo presencia bursátil, la empresa sostuvo un crecimiento annual del 28%.

"Una empresa es tan buena como las personas que conserva."
Cosméticos Mary Kay creó una nueva cultura corporativa basada en la educación, la participación y la preparación de la mujer, que inspiró a miles de vendedoras de sus productos a convertirse en operadoras de sus pequeñas empresas.

"Necesitamos líderes que trabajen para beneficio de los demás y no sólo para el suyo propio, que inspiren y motiven en lugar de intimidar y manipular, que vivan con las personas para conocer sus problemas; y que tengan una brújula moral que apunte en la dirección correcta más allá de las tendencias."
En 1986, y tras dos décadas de realizar actividades benéficas de diferente índole, Mary Kay decidió crear su propia Fundación, una organización sin fines de lucro que subvenciona investigaciones de los tipos de cáncer que afectan a la mujer. La Fundación Mary Kay Ash también trabaja para eliminar la violencia doméstica contra la mujer.

Mary Kay escribió su autobiografía, "Mary Kay: Existen los Milagros", que vendió más de un millón de copias y fue traducida a veinte idiomas. Su filosofía gerencial, "Mary Kay on People Management", ha sido incluida en cursos de negocios de prestigiosas universidades. Su tercer libro, "Puedes Tenerlo Todo", fue lanzado en agosto de 1995 y alcanzó la categoría de "best-seller" en apenas dos semanas.

Mary Kathlyn Wagner (tal era su verdadero nombre) murió el 22 de noviembre de 2001 en Dallas.

El propósito de Mary Kay siempre ha sido enriquecer la vida de la mujer mediante el reconocimiento, la motivación, el apoyo y por supuesto las oportunidades de ingresos. En la actualidad, Cosméticos Mary Kay es considerada la compañía de venta directa de productos de belleza más grande del mundo, con presencia en 25 países a través de una red de más de 400.000 representantes.

Esta mujer fue mucho más que la dueña de una importante empresa de belleza. Se convirtió en un referente para el sexo femenino, por su lucha por los derechos de la mujer en el mundo del trabajo. No lo hizo convencionalmente, manifestando en la puerta del Congreso, o criticando en la prensa a la sociedad machista. Su acción fue mucho más práctica y efectiva: creó una organización donde esos derechos se respetaban.
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